Érase una vez esa parte conocida,
que como tormento de madre no hablaba en primera persona,
no dejaba que le miraran a los ojos porque le rompían el corazón,
sus silencios no eran más que gritos desesperados de los cuales pretendía proteger a la gente.
Le temían la luna y su almohada, le temía el camino de su casa al parque,
le temía su parte sublime, se teme ella misma al leerse.
Y por más que se lo pedía, no soltaba sus secretos, egoísta abrazaba sus pasiones, sus tristezas y sus demonios.
Y no los dejó ir.
Salía y entraba, pero nunca se quedó quieta en mi pensamiento.
La odié, la amé, la velé, rezaba por ella sin creer en Dios.
La sigo teniendo y ella me sigue huyendo, me parezco tan poco a ella que me conoce a la perfección.
Sabe reconocer el porvenir y es frágil cuando sabe que la ha reconocido también.
Alguna vez fué quien fué, es hoy lo que queda y lo que ha recogido.
Estefanía Neri
Está muy padre esto Teff (:
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